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30/10/2016

Velocidad de crucero.

(Por Luis Rejano).
El Sevilla está claro que empieza a carburar, se ha encontrado el sistema y equipo base, el control del partido ya no es superfluo sino incisivo y los errores se van minimizando.
Decíamos, y el tiempo nos ha dado la razón, si ganamos sin jugar bien y sin saber exáctamente a que lo hacíamos, sólo podemos mejorar. Pues bien, está claro que ya hemos mejorado, pero para que veamos lo ingrato que es el fútbol (en los últimos 11 años más para otros equipos que para el nuestro), cuando realizamos uno de nuestros partidos más completos y correctos frente a un rival menor, va y no ganamos. Cuando empezamos a recibir el reconocimiento y elogios de la prensa y medios de Despeñaperros para arriba, va y patinamos.
El partido comenzó con el guión perfecto, jugada de fortuna en su elaboración pero definición perfecta de Lucciano, al que se irá viendo cada vez más, seguro. Un poquito de esa paciencia que en general tanto nos falta últimamente, no vendría mal con este chaval. A los antecedente me remito: Luis fallamos, pasa a ser O fabuloso, Negrero necesitaba 33 pero terminó con más de 20 goles (algo tendrá el agua cuando la bendicen), Kevin de no terminar de cuajar pasó a darnos títulos y al final va camino de indiscutible en su Selección (ya veran)...Así que Vietto diría yo que ha empezado de maravilla con goles y juego. Si aplicamos la misma teoría y sólo puede mejorar, éste se sale.
De lo que más me gusta del equipo de Sampaoli (que empezó como Sampanoli y ha terminado investido como Cardenal, último gran ej. de nuestra reciente idiosincrasia futbolística Sevillista) y eso sólo es mérito del staff tecnico, es que un gol no le cambia la forma de jugar y/o afrontar el partido y sigue a lo suyo, es decir, atacando. Quiso sin embargo la extraña justicia, que de vez en cuando saca el fútbol, que el Sporting penalizara uno de nuestros fallos clásicos e historicos, la falta de contundencia en determinados momentos para sacar el balón. Lío en el lateral del área, balón inesperado al borde de la misma y empalme perfecto de estos que normalmente se van a la grada. Pero como yo digo, es que los rivales también juegan y están en primera división.
Se produce entonces el clásico intercambio de dos equipos valientes que van a por todas. Nasri vuelve a cargarse equipo a la espalda, Nzonzi a lo suyo, está en todos lados y lo hace todo bien. El resto cumplían su rol de forma ordenada, asentada en el campo y buscando esa profundidad que nos faltó en los primeros 8 partidos. Buena presión arriba, de donde nace la más clara para habernos vuelto a adelantar en el marcador con balón al palo del Mudo y tiro que se va por poco de Nasri después de una gran jugada individual.
Más flojillo está Vitolo (ya apuntábamos alguno que la Selección tiene su doble efecto) que nos tenía acostumbrado a sobresaliente y ha bajado a notable. Aunque estoy seguro volveran sus excelentes notas.
Se rompe nuestro nuevo buque insignia justo antes del descanso y ya todos solo pensábamos ¿cuanto vamos a estar sin él?. Precipitación 0, que nos tiene que durar toda la temporada. Este ha venido de verdad, no como Chocó plancha.
La segunda parte comienza como tiene que afrontar un equipo top un partido, sin especulación, sino con clara declaración de que vamos a por la victoria, pero las cosas no salían a pedir de boca. Para mi faltaron 2 detalles, un poco de frescura física y una mayor reacción por parte del banquillo que suele estar lento en los cambios, como ya se vio frente al Atlético. Un poquito de mayor fe y la victoria se hubiese venido para Nervion. Aunque también podría habersenos quedado cara de tonto.
Pero la liga es una carrera de fondo y no se debe hacer tanto ruido a principio de temporada con un sprint que después nos pase factura. Porque después está el tema de las rachas (que existen), las lesiones (que empezamos a sufrirlas) y los elementos extradeportivos (que haberlos hailos). Así que nosotros con nuestra velocidad de crucero, conformando el grupo, haciendo familia, en la que echo de menos al japonés que se vio puede aportar (que pasará ahí?) y avanzando en las diversas competiciones pero sin demasiado ruido, ha de ser nuestra consigna. Creciendo, teniendo en cuenta que es un nuevo proyecto, no se nos olvide y sobre todo MUCHO APOYO a nuestro equipo, que noto frío últimamente al Sánchez Pizjuan. Eso sí sin exceso de confianza, con trabajo, humildad y presión. Enchufados y competitivos.
Marcarnos un sueño, el de seguir creciendo sin límites, el de nuevas semifinales, porque no en Champions y estar siempre luchando porque se cumplan, es nuestro guión.
Sr. Presidente (del Sevilla) para el próximo año le voy a sugerir ya a modo de premonición el futuro eslogan que nos debemos de ganar esta temporada para los anversos del carnet: UN SEVILLA SIN LÍMITES.

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