Pepe Mel.
Un entrenador mediocre, y según lo visto el pasado Viernes con maneras bajunas.
Lo primero porque en 123 minutos recibió la friolera de 8 goles, pulverizando a buen seguro las plusmarcas de enfrentamientos directos en liga entre ambos equipos.
Lo segundo porque no encontró mejor manera de expulsar su tremenda rabia, frustración y complejo de inferioridad que realizando un lamentable gesto ante miles de personas, muchos de ellos niños. La famosa peineta, de un entrenador que bien haría en sustituir sus clases de inglés por las de educación o urbanidad, tanto por el gesto como por la ridícula forma de salir del atolladero en el que se metío (...no iba para los sevillistas).
Lamentable.